En ocasiones pudiera parecer que la estrategia es solamente un pensamiento originado en la mente del director general de una organización. Pocas veces se aterriza y se desdobla de manera que cada una de las acciones realizadas por todos los eslabones de la empresa, sean originadas, pensadas y guiadas por ese objetivo común, dificultando así llegar a cumplir la meta que la estrategia demanda.
Pero, ¿Cómo lograr convertir mi estrategia a un resultado tangible?
No hay paso que se pueda dar sin iniciar con la planeación estratégica, pensemos en ella como un juego. Un juego que inicia en la mente del estratega, pero con cada decisión y acción se va convirtiendo en un resultado tangible.
El primer paso es tener claro cuál es la meta final de los movimientos que se van a realizar, buscando que sea alcanzable pero a la vez retadora. Lo ideal es especificarla, poniéndole un número a ese objetivo:
Tener las 6 caras del cubo con 9 espacios del mismo color en menos de 30 minutos.
En el ámbito empresarial se bautiza a esta definición como la visión y nos responde: ¿A dónde quiero llegar? ¿En cuánto tiempo? Ahora, teniendo bien claro este punto, lo que sigue es diagnosticarse, saber cual es mi situación actual, para definir el plan y las necesidades para lograrlo.
Las caras representan un objetivo desdoblado a un nivel de áreas, sin embargo con una serie de movimientos en todo el cubo se puede iniciar a avanzar en el objetivo individual de las áreas (tener todas sus piezas del mismo color) para lograr el objetivo global (tener las 6 caras con todas sus piezas del mismo color).
Cada una de las piezas que conforman el cubo son también otro nivel de desdoble y representan un elemento que podemos utilizar para trazarle un plan de movimientos que al ejecutarlo se ubique en su espacio asignado y cumpla con su meta individual. Para esto hay que saber con cuantos elementos contamos y en donde están ubicados actualmente.
A esto le llamamos arquitectura organizacional con funciograma definido, es importante cuidar que cada elemento tenga su función bien definida, ya que si por ejemplo, llegamos a tener movimientos repetidos, ninguno de los dos elementos logra colocarse en su lugar asignado. Para esto es necesario un perfil y descripción de puesto definida y alineada al objetivo global, o en nuestro ejemplo una ubicación única para esa pieza. Lo que sigue es trazar el plan de movimientos de la misma, o su “plan de trabajo” para que llegue a su ubicación final.
No hay que olvidar que este plan de movimiento debe de incluir en donde está actualmente (Período Base) y a dónde se tiene que mover (Meta), probablemente haga falta más de un movimiento para lograr que la pieza se mueva a su ubicación final, por lo que con cada movimiento se debe de tener visibilidad de dónde está en el momento (Resultado Real) y si se está alejando o acercando a su posición con el mismo. En caso de que el movimiento no esté dando resultado, se realiza un plan de acción para corregir este último. A esto de manera integral y aplicado a la empresa le llamamos un sistema de gestión.
Como mencionamos previamente habrá movimientos que ayuden a que varias piezas lleguen a su ubicación. Es por eso que la comunicación interna de lo que se está haciendo no se debe de dejar de lado, para evitar retrabajos.
Una vez alineado mi plan, con la ubicación actual de mis piezas y su plan de movimientos para llegar a su ubicación final, es momento de ejecutar y empezar a caminar hacia la meta global.
- Lograr tener las piezas del primer piso del mismo color, obteniendo la “T” de cada cara de cada color.
- Ubicar las esquinas del segundo piso donde corresponden.
- Construir una cruz en el tercer piso acomodandolos por color.
- Lograr mi objetivo global 6 caras con el mismo color.
Así pues, apegándose a la metáfora, habiendo logrado que cada pieza conozca y llegue a su meta, con la visibilidad de donde están y que tienen que hacer para moverse a su meta y habiendo ejecutado y controlado los movimientos del plan, se logra el objetivo global.
Un poco de historia:
El cubo de Rubik es un rompecabezas mecánico tridimensional inventado por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Erno Rubik en 1974. Originalmente llamado “cubo mágico”, el rompecabezas fue licenciado por Rubik para ser vendido por Ideal Toy Corp. en 1980. Ganó el premio alemán a mejor juego del año en la categoría “Mejor Rompecabezas” ese mismo año. Hasta enero de 2009 se habían vendido 350 millones de cubos en todo el mundo, haciéndolo el juego de rompecabezas más vendido. Es considerado, en general, el juguete más vendido del mundo.
Fuente original de artículo: https://calticconsultores.com/